En México no es muy común que se celebre la tradición de los huevos de Pascua en la que los católicos de países como Estados Unidos y Europa esconden el domingo de pascua, huevos de gallina o chocolate decorados para que los niños los busquen y se dé por terminada la cuaresma. Conocer su origen, es interesante.
Todo comenzó cuando los primeros católicos seguían la abstinencia de Cuaresma en la cual además de no comer carne, tampoco podían comer huevos ni productos lácteos. Los entonces devotos de la tradición guardaban los huevos de gallina manteniéndolos frescos en una fina capa de cera.
Al finalizar la Cuaresma, es decir, el Domingo de Resurrección los habitantes del pueblo se reunían en la plaza de la ciudad o iglesia y regalaban los huevos decorados en canastas. Poco después la iglesia católica cambió las tradiciones y permitió que se comiera huevo durante la vigilia. Sin embargo, la tradición de regalar huevos el domingo de Pascua siguió y se expandió a otros países del mundo.
Actualmente se siguen regalando huevos de gallina en pequeños pueblos de países europeos, pero a partir de la llegada a está región del cacao, se comenzaron a regalar huevos de chocolate, el dulce predilecto de muchos niños.
Otra de las versiones nos dice que en culturas como la romana y la griega, en el que el huevo representaba la vida y la fertilidad, se regalaban huevos decorados en festividades de primavera, así también se dice que es porque Pascua significa “Vida Nueva” por lo que refleja el símbolo cristiano que representa la resurrección.
Y que tiene que ver el conejo, pues bien este personaje se dice que fue el primero en ver la resurrección, otra versión proviene de la ilusión de unos niños cuya madre escondió los huevos de regalo en la madriguera de un conejo y estos al buscarlos vieron al animalito creyendo que este era el responsable del regalo.
Después de conocer el origen creemos que con huevos de chocolate o sin ellos, el sentido de esta celebración no cambia para quienes la celebran, por ello: