Realizar algunos cambios en tu vida cotidiana puede reducir el riesgo de tener cáncer de mama, y la alimentación es uno de los aspectos más importantes en tu transformación a una vida más saludable.
“Ningún alimento o dieta puede prevenir la aparición del cáncer de mama”, asegura un artículo publicado por Breastcancer.org. Sin embargo, matiza, hay alimentos que ayudan a que nuestro cuerpo esté lo más sano posible, con un sistema inmunitario fuerte y, por lo tanto, con un menor riesgo de contraer la enfermedad o, en caso de padecerla, contribuir a contrarrestar los efectos secundarios del tratamiento y a una mejor recuperación.
La ciencia no se equivoca y nosotros no podemos hacernos de la vista gorda: la alimentación es uno de los pilares principales de nuestra salud, y por eso hoy tenemos para ti una serie de tips para ayudar a reducir el riesgo de tener cáncer de mama.
Un peso saludable
Independientemente del asunto estético, de la autoimagen o de la autoestima, mantener un peso adecuado, basado en una alimentación saludable, es fundamental para tener una buena calidad de vida, y es vital para reducir el riesgo de tener cáncer de mama. Incluso algunos estudios señalan que las mujeres que ya han superado la enfermedad tienen una mayor probabilidad de recaer si aumentan de peso. Por eso, ya sea sana, en recuperación, o sana de nuevo, lo mejor es que siempre te cuides.
La dieta tipo mediterráneo
Adoptar los principios básicos de la dieta mediterránea puede ser el punto de partida para tener un estilo de vida sano y equilibrado, sin sacrificar el placer de degustar deliciosos platillos:
· El uso de grasas saludables (aceite de oliva, pescado y frutos secos). El aceite de oliva es rico en vitamina E, betacarotenos y ácidos grasos monoinsaturados beneficiosos para el organismo. Evita las grasas saturadas (embutidos, manteca, piel de pollo, mantequilla, margarina, aceite de palma, etc.).
· Privilegiar el consumo de carnes blancas y pescado sobre las carnes rojas.
· Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: al menos 5 porciones de verduras, frutas, legumbres, hortalizas y frutos secos, ya que son nuestra principal fuente de vitaminas, minerales y fibra.
· Comer alimentos poco procesados y frescos. Mientras menos productos enlatados, empaquetados, con conservadores e ingredientes químicos consumas, mejor.
· Reducir el consumo de carbohidratos, y si comes pan, pasta, arroz o cualquier otro cereal, preferentemente deberán ser integrales y de granos enteros.
· Evitar el consumo de azúcar, dulces y pasteles. A los mexicanos nos encantan las golosinas y los postres, crecemos con ellos y, normalmente, abusamos de ellos. En su lugar, come fruta fresca cuando sientas la necesidad de algo dulce.
· El agua natural es la bebida por excelencia. No las aguas frescas con azúcar, mucho menos refrescos, alcohol u otras bebidas procesadas; incluso los jugos de frutas hay que tomarlos con moderación (aunque sean naturales), ya que concentran muchísima glucosa que repercute directamente en tu índice de masa corporal (IMC) y tus niveles de azúcar en la sangre.
Además de la dieta mediterránea, muchos especialistas coinciden en que para reducir el riesgo de cáncer de mama o hacer frente a esta enfermedad, también hay que limitar el consumo de alcohol, y otros alimentos controversiales como los lácteos y la soya. Un estudio hecho por investigadores de Kaiser Permanente sugiere que las pacientes con cáncer de mama que consumen productos lácteos con bajo contenido de grasa tienen menos probabilidades de morir a causa del cáncer que aquellas que comen lácteos con alto contenido graso, ya que contienen más estrógenos, hormonas que estimulan el crecimiento celular en las mamas, incluidas las células cancerígenas.
Otra afirmación que resulta controversial es que, en mujeres con diagnóstico de cánceres sensibles a hormonas, una alta ingesta de soya en forma de suplementos puede ser perjudicial, por lo que se recomienda eliminar la soja y sus derivados (pastillas, polvos concentrados de isoflavonas, bebida de soja, tofu, aceite, salsa de soja, etc.) de su dieta. Los resultados de los estudios de investigación son contradictorios y a veces confusos, por lo que te recomendamos consultar con tu médico.
Todo cuenta
Es muy importante entender que reducir el riesgo no depende de un solo factor: autoexplorarse, ir al médico con regularidad, ejercicio físico al menos 5 veces por semana, evitar el alcohol y el tabaco, son sólo algunos de los hábitos más importantes que se suman al de la alimentación saludable para estar sana y fuerte frente a la amenaza del cáncer de mama.
Si estás sana, ve mejorando tus hábitos poco a poco, no necesitas modificar tu alimentación de un día para otro, porque lo único que lograrás será frustración, ansiedad y reincidir en la alimentación poco saludable. Es mejor ser constante y avanzar a un ritmo que te permita ir progresando.
Obviamente, para quien tiene cáncer el cambio es más urgente, y no todas las personas presentan los mismos efectos secundarios relacionados con la alimentación. Consulta con tu médico y con un nutriólogo sobre tus necesidades alimenticias. Escribe tus dudas antes de la consulta y asegúrate de preguntar todo lo que no te haya quedado claro.
Esperamos que estos consejos contribuyan a que tú y tu familia se mantengan más saludables frente al cáncer o cualquier otra enfermedad. Escríbenos a nuestras redes sociales, ¡nos interesa saber tus dudas y sugerencias sobre hábitos alimenticios!
Referencias
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