¡Para nosotros, los mexicanos, el Día de Muertos es una gran pachanga! Por eso nos fijamos en cada detalle, lee hasta el final y descubre lo que necesitas saber para hacer tu tradicional altar de muertos.
Ya merito es día de muertos,
y hay que poner un altar,
que si no la cruel calaca,
con ella nos va a llevar.
Ponle chupe, ponle flores,
ponle una foto además,
que los muertitos, señores,
nos vendrán a visitar.
Los mexicanos ni en la sepultura nos quedamos quietos. No nos faltan pretextos para celebrar a quienes queremos y nos han hecho felices, no le hace que estén difuntos; porque el cuerpo se va, pero la memoria permanece para demostrarles cuánto los seguimos queriendo, y el festejo del Día de Muertos es muy especial, porque vivimos su paso al otro mundo de una forma única.
Cuando los españoles llegaron a América, se encontraron con que nuestros antepasados conservaban cráneos de difuntos y los exhibían en rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
De hecho, en las comunidades indígenas ya se celebraba la vida de los muertos desde hace más de 3,000 años.
Originalmente, hacían su pachanga a principios de agosto, pero a la llegada de los conquistadores se cambió la fecha para que coincidiera con las festividades católicas del Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).
Así nació el Día de Muertos, que es una forma de seguir sintiéndonos cerca de quienes "se nos han adelantado", pero nos visitan cada año.
La tradición dice que los muertos llegan entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre: el 28 es el día de quienes fallecieron de forma trágica; el 29 corresponde a los ahogados; el 30 y 31 llegan las almas de los "limbitos" (niños que no fueron bautizados) y los olvidados; el 1 de noviembre corresponde al resto de los niños y, el día 2, a los adultos.
Una manera de darles la bienvenida a las almas de nuestros seres queridos y mostrarles el camino a casa es a través de los altares de muertos.
Y como hasta en la muerte hay niveles, el altar consta de varios que representan los estratos de la existencia, y en estos se colocan ofrendas para invitar a los espíritus a viajar desde el mundo de los muertos.
Los más comunes son los de dos niveles, que simbolizan el cielo y la tierra; los de tres añaden el concepto del purgatorio, y el de siete niveles ?que es el altar tradicional por excelencia? simboliza los pasos necesarios para llegar al cielo y poder descansar en paz.
Nosotros te diremos cómo hacer un altar de siete niveles, pero finalmente tú decidirás cuántos quieres poner.
Primero, forra todos los escalones con tela blanca o negra, o con manteles de colores y papel picado para darle más vida. Después coloca las ofrendas.
Primer escalón:
Es el espacio reservado al santo al que tú o tu familia son devotos.
Segundo escalón:
Aquí se coloca una imagen relacionada con las ánimas del purgatorio, para que en caso de que el espíritu se encuentre en el purgatorio, pueda salir con mayor facilidad.
Tercer escalón:
En este lugar va la sal, que simboliza la purificación del espíritu para los niños del purgatorio.
Cuarto escalón
En el escalón de en medio va el pan de muerto, que se ofrece como alimento a las ánimas que por ahí transitan. Este elemento es también una representación de la eucaristía, agregada por los evangelizadores españoles.
Quinto escalón
Contiene el alimento y las frutas preferidas de los fallecidos, para que su alma lo disfrute durante la visita. También puedes colocar bebidas alcohólicas o lo que le gustaba tomar.
Sexto escalón:
Es para las fotografías de las personas que fallecieron y que estamos recordando. Algunos colocan frente a su foto un espejo para que el ánima solo pueda ver el reflejo de sus seres queridos, quienes a su vez verán solo el del difunto.
Séptimo escalón:
Lleva una cruz formada por semillas, frutas, sal o ceniza.
Además, en los escalones de tu altar no pueden faltar estas típicas decoraciones:
Copal e incienso, para purificar las energías del lugar y santificar el ambiente.
Arco con zacate limón y flor de cempasúchil en lo más alto del altar, que simboliza la entrada al mundo de los muertos.
Papel picado, que representa la alegría del Día de Muertos y el viento.
Velas y cirios, que son una luz que guía en este mundo. Los cirios pueden colocarse según los puntos cardinales, y las veladoras o velas se extienden a modo de sendero para llegar al altar.
Agua, que refleja la pureza del alma y sirve para que el espíritu calme su sed después del viaje; y para su aseo, también puedes poner jabón, toalla y un espejito.
Calaveras de azúcar, barro o yeso, que nos recuerdan que la muerte siempre está presente.
Flores de cempasúchil, que sirven de guía a los espíritus en este mundo, ya que los mexicas pensaban que guardaban en sus corolas el calor de los rayos solares e iluminaban el camino de retorno de los muertos.
Finalmente, recuerda que lo más importante al hacer tu altar es pensar que tus muertos siguen vivos en tus recuerdos y que tú, algún día, serás el recuerdo de otro que hará un altar para recordarte.
¡Cuéntanos cómo te fue con tu altar de muertos y compártenos las fotos en nuestras redes sociales!
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