Para muchos la Nochebuena y la cena de Año Nuevo serán diferentes en esta ocasión, porque con el objetivo de protegernos y cuidar la salud de nuestra familia, la recomendación es que los festejos se hagan solamente con nuestra familia nuclear y no con la familia extendida, es decir que únicamente se reúnan para compartir el pan y la sal quienes viven bajo el mismo techo, en el mismo hogar.
¿Dónde van a quedar los chistes del tío Memo o las bromas de los amigos?, ¿quién le va a poner atención a las anécdotas de la abuela?, ¿de veras no vamos a abrazarnos?, ¿y los regalos?... Este año tendremos que buscar un modo alternativo de hacer todo eso. Pero, ¡ojo!, que el hecho de no ver y no abrazar físicamente a quienes queremos, es precisamente por eso, porque los queremos y deseamos que estén a salvo.
Bueno, pero? ¿y la cena?, ¿y el recalentado?
La planeación de la cena también será diferente, ya que ahora no se cocinará para el ejército de la familia extendida (abuelo, abuela, tíos, tías, primas, primos, novios, novias, compadres, pericos, gatos y perros) o de los amigos. Así que debes tomar en cuenta eso tanto en la variedad de platillos como en su cantidad.
Pon una mesa muy agradable y bonita, ustedes son sus propios invitados, consiéntanse como tales y disfruten la celebración, hagan de su cena un acontecimiento íntimo y cálido, prueben la comida y felicítense por haber hecho semejantes manjares.
Y después de esa cena deliciosa, ¿cómo vas a guardar lo que quedó? Hazte la vida fácil tanto para guardar la comida restante como para luego reutilizarla en la confección de nuevos platillos. Recuerda guardarla en el refrigerador lo más pronto posible, ya que si lo dejas para el día siguiente pueden reproducirse bacterias nocivas para la salud.
Al día siguiente de la Nochebuena, no hay nada como ver qué nos trajo el Niño Dios, acompañados de una buena plática, una taza de café o ponche y una rebanada de volteado de piña o del pastel que haya quedado, para ir calentando motores para el recalentado.
Una forma de aprovechar la comida que sobró es aprovecharla en nuevos platillos, por ejemplo:
Cuando éramos niños, una de las cosas más maravillosas de la Navidad era reunirnos con nuestros amiguitos o con nuestros primos y hermanos y estrenar los juguetes nuevos, era emocionante compartir con los demás aquello que nos causaba tanta felicidad.
Bueno, pues ahora haz lo mismo, pero en lugar de juguetes, comparte los buenos momentos que has pasado en diferentes navidades y cenas de Año Nuevo, incluidas estas. Cierra esta temporada volviendo a hablar con tus seres queridos para darles las gracias, para desearles lo mejor, y para decirles que nada, ni siquiera la distancia, los logrará separar.
¡Felices fiestas!