El 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, un problema de salud que reclama la atención urgente de las autoridades sanitarias de todo el mundo, pero, sobre todo, de cada uno de nosotros, que cada día tenemos en nuestras manos la posibilidad de hacer algo mejor por nuestra salud y la de nuestra familia.
Desde el año 2000, la diabetes mellius se convirtió en México en la primera causa de muerte en mujeres y la segunda entre los hombres, según un reporte de la Academia Nacional de Medicina del año 2015.
Independientemente de lo preocupante que suene esto, si lo pensamos, también es un llamado de atención para adoptar hábitos de alimentación y actividad física saludables, y de cuidar y educar a los más pequeños, para para que logren un desarrollo adecuado.
Cuando hablamos de diabetes, hablamos de altos niveles de azúcar (glucosa) en la sangre. El segundo protagonista de esta enfermedad es una hormona importantísima para todas nuestras funciones vitales: la insulina, que es la que ayuda a que la glucosa entre a las células para suministrar energía a todo el cuerpo.
La glucosa proviene de los alimentos que consumimos y es fundamental para nuestra salud, porque es fuente importante de energía para los músculos, los tejidos y el cerebro, pero en realidad, nuestro cuerpo necesita poquita, y no las cantidades industriales de azúcar que nos hemos acostumbrados a consumir.
Entonces, si comemos demasiados carbohidratos (porque ojo, el azúcar no solo es aquella con la que endulzamos los postres o el café, sino que la producimos en la sangre al consumir carbohidratos, como: harinas, frutas, tubérculos, endulzantes, granos, productos lácteos, alcohol, etc.) estaremos enviando más azúcar a nuestro torrente sanguíneo de lo que nuestros niveles de insulina pueden manejar, y el páncreas se verá obligado a mandar refuerzos, así que fabricará más insulina para que esta se haga cargo de distribuir el excedente de glucosa hacia las células, y que ellas a su vez se encarguen de convertirla en energía. Pero, si el azúcar que llegó fue mucha, las células no alcanzarán a convertirla toda en energía, entonces la convertirán en grasa.
Esto se convierte en un círculo vicioso: comemos más carbohidratos, nuestros niveles de azúcar se elevan y el páncreas produce más insulina tratando de compensar nuestros excesos. El problema es que, mientras más insulina secretamos, nuestro cuerpo se empieza a volver insensible a ella, y cada vez necesitaremos crear más y más de esta hormona para que logre cumplir con sus funciones. Entonces se da la diabetes.
En la diabetes tipo 1, el páncreas se pone en huelga y dice "ahí arréglenselas", entonces deja de producir insulina, y la glucosa deja de entrar en las células porque no hay quién la lleve hasta allá y le abra la puerta para entrar. Eso hace que la concentración de azúcar en la sangre aumente mucho. Suele presentarse desde la infancia o la adolescencia, y en realidad, este tipo de diabetes no está tan asociada a los hábitos alimenticios; los científicos creen que es causada por genes y factores ambientales, como algunos virus, que pueden desencadenar la enfermedad.
En la diabetes tipo 2, que es la más común, el cuerpo sigue fabricando insulina, pero pierde sensibilidad a esta, y por lo tanto la glucosa es menos capaz de entrar en las células y de cumplir con su función de suministrar energía. Este tipo de diabetes sí está muy relacionada con la alimentación, el sobrepeso y la falta de actividad física.
La diabetes gestacional es una modalidad que desarrollan algunas mujeres embarazadas y en la mayoría de los casos desaparece al concluir el embarazo; sin embargo, hay que llevar los cuidados adecuados, porque también es probable que la paciente desarrolle diabetes tipo 2 posteriormente.
Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas muy serios, por ejemplo:
Daño en órganos, como ceguera e insuficiencia renal.
Daño en los nervios.
Enfermedades cardíacas y derrames cerebrales.
Fallas en la circulación y la necesidad de amputar un miembro.
Las personas que tienen diabetes tipo 2 muchas veces no se enteran de que la tienen, porque los síntomas suelen aparecer paulatinamente. Algunos que pueden presentarse son:
Orinar mucho, porque el cuerpo quiere eliminar el exceso de glucosa mediante la orina.
Ingerir muchos líquidos, para compensar todo lo que se orinó.
Cansancio crónico, porque las células no están pudiendo utilizar al azúcar como fuente de energía.
Acantosis nigricans (o pigmentaria), que es una coloración más oscura y aterciopelada en la piel alrededor del cuello, debajo de los brazos, entre las piernas, los dedos, codos y rodillas.
Síndrome de ovario poliquístico, periodos menstruales irregulares o amenorrea.
Exceso de vello facial y corporal en mujeres.
Impotencia sexual.
Irritabilidad, ansiedad o confusión.
La prevención de la diabetes, sobre todo la tipo 2, depende de nosotros e implica tener hábitos que deberían ser parte de la rutina normal de todo individuo:
Si tienes sobrepeso u obesidad, reduce tu porcentaje de grasa corporal y mantente en un peso adecuado.
Sigue un plan de alimentación saludable.
Haz ejercicio regularmente.
No fumas.
No bebas alcohol en exceso.
Haz actividades gratificantes, descansa bien, y atiende los síntomas de la depresión.
Si ya tienes diabetes, no te desanimes, consulta con un médico especialista (de preferencia un endocrinólogo) y sigue al pie de la letra las recomendaciones que te acabamos de dar. Tanto la prevención como el control de la diabetes tienen mucho que ver con los hábitos, y mientras estos sean más saludables, tu organismo lo agradecerá más.
¡Date tus gustos!
Tener diabetes no significa dejar de comer postres ricos. Existen muchísimas recetas deliciosas y reducidas en azúcar que puedes preparar para disfrutar de vez en cuando. Aquí te dejamos algunas:
Estas son solo algunas recomendaciones que pueden ayudarte a mantener una buena salud. Pero es importante que si presentas uno o varios síntomas de los que mencionamos anteriormente, no tengas miedo y acudas a tu médico. Si resulta que vives con diabetes, verás que con el tratamiento adecuado y los hábitos correctos podrás llevar una vida normal y darte tus gustitos de vez en cuando, pero siempre de la mano de un especialista.
¡Y lo más importante! Cuídate y quiérete mucho, recuerda que cuando tratamos una planta con amor, esta se desarrolla y florece mucho mejor. Lo mismo pasa con nuestro cuerpo: hay que cuidarlo, ejercitarlo y alimentarlo adecuadamente para que se mantenga a la altura en cada etapa de nuestra vida.
NIH. (Actualizado: noviembre, 2016). Síntomas y causas de la diabetes.
Univisión. (Actualizado: 16 febrero, 2020). Tengo diabetes: ¿Puedo comer frutas? Esto dicen los expertos.
Mayo Clinic. (Actualizado: 13 junio, 2020). Diabetes.
INSP. (Actualizado: 26 agosto, 2020). Diabetes en México.
Medline plus. (Actualizado: 13 octubre, 2020). Diabetes.