Los experimentos científicos divertidos son una gran opción para pasar el tiempo libre con los más pequeños de la casa, porque además de convivir y estrechar lazos con ellos, los ayudarás a estimular su interés por el conocimiento. Por eso, hoy te compartimos el experimento del huevo con vinagre, que es muy simple y sorprenderá a todos en casa. ¡Vamos a hacerlo!
Antes de empezar, toma una pieza de Huevo San Juan y pídele al niño o niña que la sostenga. Pregúntale cómo es su textura, ¿qué pasaría si se le cae por accidente?, ¿por qué los huevos son frágiles?
1. Dile que introduzca cuidadosamente la pieza de huevo en el frasco y vierte el vinagre hasta que la pieza de huevo quede totalmente cubierta. Verán cómo inmediatamente empieza a haber una reacción.
2. Cierra el frasco y déjalo reposar durante aproximadamente 48 horas (dos días).
3. Cuando pase el tiempo requerido, tira el vinagre, saca el huevo del frasco y pídele al niño que lo enjuague, frotándolo suavemente para limpiarlo bien. Pregúntale qué observa: ¿tiene la misma textura que al principio del experimento?, ¿es del mismo tamaño?, ¿qué pasó con la cáscara? Verán que el huevo se volvió traslúcido (se puede ver su interior), que aumentó de tamaño y se volvió elástico.
4. Este paso es opcional, pero es muy interesante. Simplemente prende la lámpara e ilumina el huevo. ¿Cómo luce su interior?
5. ¡Y listo, a botar! Dile al pequeño que no lo deje caer desde muy alto (unos 15 cm como máximo), ya que se puede romper porque por dentro sigue siendo líquido.
6. Después, pon el huevo en un plato y pártelo con un cuchillo. Examinen qué pasó con el interior y con la membrana que lo protegía y le permitió rebotar.
Finalmente, ya que hayan terminado el experimento, desecha el huevo y pídele al niño que te ayude a limpiar y a lavar los utensilios con agua y jabón. Ojo, el huevo NO deberá consumirse.
La explicación de lo que sucedió con el Huevo San Juan es muy simple: el cascarón está formado por carbonato de calcio, es decir: carbono, calcio y oxígeno. Por su parte, el vinagre está hecho de ácido acético, el cual produce una reacción cuando se mezcla con carbonato de calcio, y lo convierte en dióxido de carbono (que son las burbujas que se ven al sumergir el huevo en el vinagre).
Al estar sumergido el huevo en el vinagre durante dos días, la cáscara se disuelve completamente, y sólo queda la membrana testácea (la que está entre el cascarón y la clara) para recubrirlo y contenerlo. Esta membrana es semipermeable (puede dejar pasar un poco de líquido), y a través de ella el agua del vinagre pasa al interior del huevo (a este proceso se le conoce como ósmosis). Esto hará que el huevo aumente de tamaño, también que la membrana se endurezca y adquiera mayor elasticidad, lo que nos permite botarlo o rodarlo sin que se rompa.
Además, la clara del huevo se compone principalmente por proteínas (albúmina) y agua. El ácido del vinagre que alcanza a entrar al huevo causa un ligero cambio en la textura de la clara y la vuelve más gomosa.
Después de realizar este experimento científico, seguramente quedarán con ganas de hacer más. Aprovecha este impulso y anima a tus peques a seguir experimentando con tu ayuda, seguro que aprenderán juntos y pasarán grandes momentos viviendo la infancia a través de diferentes actividades.
¡Ah!, y no olvides contarnos en nuestras redes sociales cómo les fue con el experimento del huevo saltarín.
Fuentes
Talleres Sayab. El huevo saltarín. Planetario Playa del Carmen.
Fundación Aquae. El huevo que tiene vida propia.